LA NACION
Diego Sobrini, presidente de la compañía de seguros Mapfre, dice ser un optimista. Ni la crisis de España, donde se encuentra la casa matriz de la aseguradora, ni la inflación ni la falta de una ley de ART (otro de los principales negocios de la compañía) empañan sus pronósticos para este año. Apenas reconoce que pueden complicarlo "un poco". Sobrini, que está en el negocio de seguros desde hace casi dos décadas, incluso asevera que desde España la orden es seguir creciendo -en mayo la filial local recibió una capitalización de US$ 30 millones- y que Mapfre "es compradora", aunque en este momento no analicen ninguna adquisición.
-¿Cómo ve a la Argentina?
-Yo la veo bien. Es un país lleno de oportunidades.
-¿Les preocupa la inflación?
-Es una complicación importante para una compañía de seguros. Pero tenemos experiencia de haber trabajado con ratios mucho más altos. Con inflaciones de hasta 20% lo vamos llevando. El tema es si se dispara. También lo vivimos, entonces había unidades de indexación, y uno estaba siempre corriendo detrás de la inflación. Eso es muy dramático para todos: para las compañías, para los clientes y para futurizar cuando hay demandas judiciales. Pero con inflaciones de 20% no, lo podemos llevar. Hay un problema, pero no es dramático.
-¿Cuánto de ese aumento trasladan a precios?
-Tenemos varios negocios, somos muy diversificados, y cada uno tiene su particularidad: no es lo mismo el de automóviles que el de seguros de hogar, de una industria, del campo o de un comercio. Cada seguro se va actualizando de forma distinta con la inflación. Por ejemplo, el seguro de autos se actualiza automáticamente con la inflación, porque las sumas aseguradas también se ajustan para arriba.
-¿Qué pasa con los seguros de vida con ahorro, por qué no se desarrollan en el país?
-Se venían desarrollando bien en los 90. A partir de la crisis de 2001, la gente empezó a ahorrar menos en el largo plazo. Eso es una pena, porque el país se está perdiendo un ahorro interno importante de largo plazo, que les permite a las compañías de seguros también financiar proyectos de largo plazo y en moneda local. Eso se perdió. Obviamente, es importante tener una moneda en la que se pueda ahorrar a largo plazo. Yo creo que eso se va a venir.
-Será cuando se estabilice la inflación. ¿Cómo se ahorra hoy a largo plazo sin indexación?
-Es muy difícil. Por eso es un seguro que no vendemos. Sí vendemos mucho el seguro de vida de riesgo, de accidentes personales, que aseguran por ejemplo el estudio de un hijo. Son seguros baratos, rentables para la compañía y positivos para la sociedad, porque pueden darle estabilidad a una familia. Ese tipo de seguros también todavía falta desarrollar.
-¿Cómo ve la economía española?
-La crisis para Mapfre puede ser una oportunidad, porque está mejor que la competencia. Acá, por ejemplo, pasamos de 300 a 1900 empleados desde 2001. La crisis en España va a pasar.
-¿Pero la ve complicada?
-Hoy es difícil saber cuánto va a durar, porque estamos en medio de la tormenta.
-¿Tiene algún temor sobre lo que está sucediendo en su casa matriz?
-Ninguno. Pero porque Mapfre es una compañía que en España es muy grande, pero también muy conservadora en sus inversiones y con rentabilidades en el negocio realmente importantes. Por ejemplo, en la Argentina una rentabilidad de 2 o 3% sobre ventas es buena, pero en España son del orden del 10%.
Además, Mapfre tiene menos de la mitad del negocio en España y más de la mitad fuera de España, en 30 países. Evidentemente, toda crisis trae problemas de ingresos y de rentabilidad. En España si bien Mapfre viene creciendo, con la crisis española va a sufrir seguramente en el futuro, porque está inserta en la sociedad. Pero como está muy diversificada, creo que va a compensar con el crecimiento internacional. No hay un ambiente de crisis dentro de Mapfre.
-El Gobierno tuvo una relación tirante con las empresas españolas en los últimos años. ¿Cómo ve la relación hoy?
-Creo que las empresas españolas a las que hace referencia son las privatizadas. Nosotros participamos de la Cámara de Comercio Española y ahí hay 900 empresas; hay de todo, muchas trabajan muy bien y están bien con el Gobierno. Las empresas españolas, por lo que veo, van funcionando, van creciendo y se van desarrollando. Porque la inversión española es de largo plazo, nunca se la pensó como de corto plazo; lo mismo las empresas de servicios públicos. Pero nuestro negocio es todo privado, entonces no tenemos ninguna relación con el Gobierno; atendemos a dueños de autos, de comercios, de hogares, y accidentes de trabajo tenemos 70.000 empresas aseguradas. Lo que veo de afuera es una relación que se va llevando.
-Se habló de una estatización de las ART, ¿cuán palpable es el riesgo?
-Todo es posible. De hecho, en muchos países la administración de los riesgos de los trabajadores es del Estado. En España es mixta: se gestiona privadamente, pero con fondos públicos. Y hay muchos países donde el seguro de los trabajadores es privado, con lo cual como posible lo fue y lo es. A mí, personalmente, no es un tema que me preocupe. Yo creo que en la Argentina está funcionando bien de forma privada y va a seguir de forma privada. Siempre hay cosas para mejorar. Evidentemente falta una ley que encuadre en forma más orgánica la problemática. Pero nunca creí que esto se fuera a estatizar.
-¿Pero alguna vez alguien se les acercó para decirles que esto estaba en carpeta?
-No. En la Argentina los riesgos de trabajo siempre fueron de las aseguradoras. Yo entré al mercado en los 80 y ya era un ramo de seguros generales y funcionaba. No fue como la jubilación, que era estatal y pasó a manos privadas en los 90. Lo único que se hizo en la década del 90 fue hacer compañías exclusivas de riesgo del trabajo y con otra ley.
-¿Por qué no avanza ahora la nueva ley de ART?
-La verdad es que los argentinos somos un poco complicados, porque esto está resuelto en muchos países del mundo.
-¿Cree que este año podremos tener una ley de ART?
-No, pero es verdad que la Argentina sorprende. Nosotros no somos una parte trascendente en la ley. Siempre estamos, participamos y tratamos de contribuir desde la UART, pero sabemos que somos una pata de la mesa, que en realidad la mueven el Estado, los empresarios y los sindicatos.
Nosotros nos adaptaremos a la ley que salga para dar un servicio. Pero sí, tiene que tener previsibilidad, tiene que ser asegurable, tiene que haber prevención y reglas de juego claras para que nadie tenga dudas
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