domingo, 20 de febrero de 2011

Se acuerda el Cuqui

DARIO DATRI. Enviado especial EN NUEVA YORK
Sesenta y dos millones de dólares y un alto ejecutivo desaparecidos son una buena razón para que un banco bautice el caso como el peor fraude de la historia. Así es como llaman en el Banco de Boston (ahora BankBoston) la pesadilla que descubrieron el 19 de febrero de este año en Nueva York, cuando el jefe de la oficina de banca privada internacional, el ejecutivo uruguayo Ricardo Carrasco, dejó plantados a sus superiores, que buscaban explicaciones por decenas de millones de dólares otorgados en préstamo a un empresario argentino de pésimos antecedentes crediticios, Oldemar Carlos Barreiro Laborda, dueño entonces de Lo Jack Argentina, una compañía recuperadora de autos robados.Desde mayo de 1994, Ricardo Carrasco abrió al menos 18 cuentas a nombre de Barreiro y 25 de sus empresas en el BankBoston International de Nueva York (BBI- NY). A través de esas cuentas, Barreiro Laborda recibió préstamos respaldados por garantías en efectivo falsas hasta completar un piso de 62.559.903 dólares. Desde fines de marzo, el FBI e Interpol no han tenido más rastros de Ricardo Carrasco, sobre quien pesa un pedido de captura internacional y quien podría recibir una pena de 25 años de prisión si es capturado.Tras la fallida reunión del 19 de febrero, la fenomenal maquinaria de fraude puesta en marcha por Carrasco empezó a mostrar sus piezas. Cinco meses más tarde, BankBoston continúa la investigación interna manejada desde Estados Unidos, dirigida a develar cómo pudieron fallar los controles internos de una de las casas bancarias más sobrias de Nueva Inglaterra, que en la Argentina ocupa el quinto puesto por activos (6.702 millones de dólares) y por préstamos (3.605 millones).Como consecuencia del terremoto que causó el fraude, al menos 20 empleados, incluyendo a Mark Linehan, supervisor de Carrasco, y empleados del Boston en Buenos Aires fueron despedidos o reprendidos por negligencia en el escandaloso fraude. Al mismo tiempo, se aceleró la reorganización del banco, que trasladó al Brasil y a la Argentina el manejo de la banca privada internacional, un área sensible dado los altos grados de privacidad requeridos por los clientes.A Buenos Aires, mientras tanto, llegó la investigación desatada en Boston, pero un manto de silencio cubre el clásico edificio de Florida 99, donde remiten a la declaración oficial que habla de un hecho aislado, ejecutado en soledad por Carrasco.Clarín reconstruyó paso a paso el plan de Ricardo Carrasco para estafar al BankBoston. Esta historia, según documentos obtenidos en exclusiva de la Suprema Corte del estado de Nueva York y de la Corte Federal de esa ciudad, informes del FBI, de agencias calificadoras de riesgo crediticio y declaraciones de los principales involucrados, demuestra cómo Carrasco burló el aceitado engranaje de controles del Boston, a pesar de que en Buenos Aires era ampliamente conocida la historia de Oldemar Barreiro Laborda, al menos desde 1986. Barreiro declinó ser entrevistado para este artículo y remitió todas las consultas periodísticas a sus abogados.Los juicios cruzadosDesde el punto de vista de Barreiro no hubo nada malo en recibir esos préstamos del BankBoston -explica Ed Griffith, abogado del ex dueño de Lo Jack en Nueva York-. Barreiro fue al banco, realizó presentaciones sustanciales sobre sus negocios, particularmente sobre Lo Jack, y, basado en esa información, el banco prestó el dinero. Es Carrasco quien no cumplió con los requisitos del banco.En el piso 28 del 1133 de Avenue of the Americas está la firma de abogados Bolatti & Griffith, asociados a otra de nombre Katten, Muchin & Zavis. Son los defensores de Barreiro Laborda, que acumulan información sobre las empresas que recibieron los préstamos del BankBoston, en un intento por convencer a la jueza Beatrice Shainswit, de la Suprema Corte del Estado de Nueva York, de que el banco no tiene derecho a reclamar un juicio sumario que obligue a Barreiro a devolver 62,5 millones de dólares al Boston. Griffith no sólo pretende convencer a la jueza de que el reconocimiento de deudas y obligaciones con la firma Barreiro Laborda que tiene el BankBoston no es un documento que obligue al repago de la deuda. También argumenta que cuando el Boston demandó a Barreiro, se inició un desfinanciamiento que mandó a la bancarrota a empresas como Lo Jack Argentina y Telecard, ambas dedicadas al recupero de autos. Creemos que una solución de negocios, razonable y práctica, es deseable tanto para el Banco como para Barreiro, sostiene Griffith.Para negar que haya existido un plan pactado entre Carrasco y Barreiro Laborda, y cargar todo el peso del fraude sobre el ejecutivo prófugo, Griffith dijo a Clarín que Barreiro pidió préstamos no garantizados y el banco se los dio, algo que numerosos banqueros consultados por este diario negaron que sea posible. La única forma de obtener un préstamo en una oficina de banca privada es con el respaldo de un cash collateral, es decir, una garantía en efectivo por el mismo monto del crédito pedido, dijeron.Por eso los investigadores de la Reserva Federal y del FBI creen que hubo un plan explícito entre Carrasco y Barreiro para engañar al banco, utilizando esas garantías falsas. Sin embargo, y tras la explicación del modus operandi de Carrasco que hicieron el abogado Thomas Baxter de la Reserva Federal de Nueva York y el agente especial del FBI John Farrell , Barreiro Laborda no fue procesado criminalmente. Sólo una demanda civil iniciada por el BankBoston para recuperar los 62 millones de dólares pende sobre la cabeza del ex dueño de Lo Jack Argentina.Las discusiones procesales entre los abogados de Barreiro Laborda y los del BBI-NY (estudio Skadden, Arps, Slate, Meagher & Flom) son la punta de una madeja jurídica de cuatro juicios desatados por el fraude de Ricardo Carrasco:Hay un pleito civil del BankBoston International contra Carrasco radicado en la Suprema Corte neoyorkina;Una demanda civil del Board of Governors of the Federal Reserve System contra Ricardo Carrasco (causa 98CIV.3474), radicada en la Corte Federal, Southern District de Nueva York, que incluye un bloqueo de todas las cuentas y bienes del ex ejecutivo;Una demanda criminal de Estados Unidos contra Carrasco (causa 98MAG0588), también radicada en el Southern District de Nueva York ante el juez Henry Pitman, que contiene un pedido de captura internacional en contra del ex hombre fuerte del BBI-NY, yEl pleito civil del BankBoston contra Barreiro Laborda (registrado en la Corte como 601967/98), reclamando que por juicio sumario lo obliguen a devolver 62.5 millones de dólares.Un ejecutivo brillanteCarrasco no parecía un banquero, era delicado, más bien se veía como un comerciante de obras de arte, cuenta Peter, un vecino de Carrasco en el 10 de Bleecker Street, en pleno NOHO de Manhattan, un barrio cada vez más snob y apreciado por brokers de Wall Street, dispuestos a pagar 4.000 dólares de alquiler por unos metros cuadrados de loft.En febrero, cuando Carrasco se esfumó, el FBI utilizó las ventanas del departamento de Peter para entrar al 2 F de Carrasco, que aún hoy tiene su nombre estampado en el portero eléctrico de la entrada. No es de las personas capaces de suicidarse, así que me imagino que estará escondido por ahí. Espero que esté disfrutando del dinero que robó, acota Peter.Carrasco, de 42 años, pidió en 1988 el traslado de la filial Montevideo del Banco de Boston, adonde había ingresado en 1977, a la oficina bancaria de Nueva York. Montevideo es una aldea y a Carrasco le resultaba imposible mantener su postura abiertamente homosexual en un ambiente conservador -contó a Clarín el gerentegeneral de la filial uruguaya de un gran banco argentino-. Además, Carrasco quedó muy shockeado por la muerte de un íntimo amigo, hijo del presidente de una compañía maderera, a causa del sida.Las personas que lo conocieron en Uruguay contaron que Carrasco estaba predestinado para llegar lejos en su carrera de financista. Era demasiado inteligente para conformarse con poco, dijo el banquero.En Nueva York, el banquero que ahora está prófugo tuvo poca competencia para transformarse rápidamente en el máximo ejecutivo de la oficina de banca privada del BBI, con los cargos de Vice President y Senior Vice President. Dos años después del traslado, en noviembre de 1990, Carrasco comenzó a utilizar su poder para construir el entramado de la peor estafa en los 214 años de historia del emblemático First National Bank of Boston.En Manhattan, el ejecutivo uruguayo cambió rápidamente de vida. Aunque sus ingresos apenas superaban los 300.000 dólares anuales, Carrasco se compró un Jaguar XJS modelo 1990 (registrado en la causa como VINSAJNW4845LC167199), y, en 1996, agregó un Toyota Landcruiser (VIN JT3HJ85J0T0125041). Compró una casa en el 36 de Springwood Way, East Hampton, Nueva York, y rentó en algo más de 4.000 dólares mensuales el departamento de Bleecker Street, a metros de Bowery. Además, comenzó a acumular obras de arte y antigüedades para un negocio llamado Stone Road, que fundó con Tracy Garet, una amiga que hoy es investigada por el FBI. Pero nada de esto desató la desconfianza de la gente del banco.Carrasco trabajó por 20 años en el Bank Boston, era muy respetado, muy apreciado. Confiábamos totalmente en él. Así lo describe Karen Schwartzman, vocera del BankBoston, que reza cada día para que acabe la repercusión pública que medios como The Boston Globe, The New York Times y The Wall Street Journal dan a la estafa de Carrasco.Durante el día, Carrasco deslumbraba a los hombres de negocios con su inteligencia en el manejo de las finanzas. Por la noche, habitualmente concurría a la oscura calle 27 West de Manhattan: en el 530, muy cerca de los docks que dan al río Hudson, están las puertas negras del dance club gay Twilo. Por la tarde, tras el cierre de la rueda en Wall Street, Carrasco cumplía el rito de muchos brokers y yuppies de Nueva York: pasar por el bar Rialto de la calle Elizabeth 265, un local in, que paga a modelos deslumbrantes para que conversen con sus clientes. A Carrasco lo podías ver rodeado de mujeres, pero no ocultaba que era gay, dice Cat Jagger, una modelo negra que apenas se diferencia por el nombre de Naomi Campbell. En marzo -cuenta Ricardo Ampudia, ayudante en la barra de Rialto, propiedad de un puertorriqueño llamado Samuel Martínez- cuatro agentes del FBI, casi de película, se apostaron durante días en un auto en la puerta del bar. Obviamente, Carrasco no apareció.Pero Carrasco no siempre caminó las calles del NOHO. De sus primeros años en Manhattan, le quedó la costumbre de cenar en el restaurante Da Silvano, en el 260 de la Sexta Avenida, apenas a metros del número 290 que ocupaba su domicilio y adonde radicó parte de las cuentas fraudulentas, a nombre de Jane Doe, una mujer inexistente que recibió cientos de miles de dólares en transferencias desde el BBI- NY. No me acuerdo ni la cara de ese tipo, contestó con voz hosca y aspecto de gángster don Silvano, el dueño del restaurante. El FBI ya estuvo por acá haciendo las mismas preguntas, agregó.En 1994, Ricardo Carrasco comenzó a librar préstamos para las compañías de Oldemar Barreiro Laborda. Fue el Banco de Boston, adonde Barreiro llegó por sugerencia de Lo Jack Corp. (una empresa con sede en Deedham, Massachussetts, cerca de la casa central de BankBoston), quien contactó a mi cliente con Carrasco, dijo a Clarín José Iglesias, abogado en Buenos Aires de Barreiro Laborda.De allí en más, al menos 62 millones de dólares en préstamos fraudulentos fueron girados por Carrasco desde el BBI-NY a las cuentas de las empresas de Barreiro Laborda.Iglesias y Griffith dijeron a Clarín que el trato entre Barreiro y Carrasco era el de una típica relación entre un cliente y su oficial de crédito de un banco. Sin embargo, fuentes del propio banco, del juzgado en lo Criminal que investigó a Barreiro en Buenos Aires y de un ejecutivo uruguayo que conoció a Carrasco contaron que en realidad los unía una relación de amistad. El 12 de mayo, The Boston Globe publicó que en la primavera del 96 Carrasco pasó un fin de semana largo en el exclusivo East Hampton Point Inn, en Long Island, pero fue Barreiro quien pagó la cuenta por 934,36 dólares, que incluyeron 75 dólares por la rotura de una lámpara y 19 llamadas telefónicas.Antes de desaparecer, el FBI comprobó que Carrasco regresó a su casa en Bleecker Street 10, adonde dejó hasta el equipo de música encendido. Después, según públicó The Boston Globe, Carrasco pasó unas noches en el Hotel Riverview, en el West Village de Manhattan. Luego, usando el pasaporte y tarjeta de crédito de su amigo Scott Campbell, tomó un vuelo de Continental Airlines desde el aeropuerto Newark en Nueva Jersey a Los Angeles. En esa ciudad, los investigadores saben que se alojó en un Renaissance Hotel, y luego en un Holiday Inn de Santa Monica. De allí en más, no hay rastros, aunque una fuente judicial que colabora con el FBI en Buenos Aires dijo a Clarín que saben que Carrasco cambió de nombre y conocen cuál es. En los archivos de la causa 98MAG9588 de la Corte Federal, Southern District de Nueva York, apenas hay una foja con el pedido de captura que firma el juez Henry Pitman, y un informe de cinco carillas entregado el 17 de marzo por el agente especial del FBI John Farrell al fiscal Alex Young.Operación rescateLa historia es asombrosa, pero cuando Carrasco dejó plantados a sus jefes del BankBoston, el banco tuvo que enviar a Buenos Aires una misión encabezada por Ron Ferguson, representante del BBI, para intentar obtener un reconocimiento de deuda de Barreiro Laborda. Está claro que cuando Carrasco se fugó, borró registros y dejo al Boston sin un solo papel que probara las deudas de Barreiro, reconoció.Necesitábamos el reconocimiento de deuda para propósitos legales. Ibamos a radicar una demanda y teníamos que lograr cierto acuerdo acerca de cuánto nos debían, admitió Karen Schwartzman en diálogo con Clarín.Ferguson realizó al menos tres viajes a Buenos Aires entre marzo y abril de este año. Y fue efectivo su trabajo:El 5 de marzo firmó un acuerdo de confidencialidad con los abogados de Barreiro Laborda, los del BankBoston International y los de la casa local, para permitir que el BBI evalúe los negocios y las perspectivas financieras de las empresas de Barreiro Laborda.Un día después, Ferguson logró que Barreiro Laborda firmara el Reconocimiento de deuda y obligaciones, un documento de seis carillas con firmas certificadas por acta notarial C005220205. Allí Barreiro se hizo cargo de al menos setenta y dos millones de dólares en cuentas sujetas a investigación por el BBI y al menos cincuenta y dos millones de dólares de deuda a nombre de 21 empresas e individuos representados por Barreiro.El 21 de abril el BBI-NY demandó a Barreiro Laborda en la Corte Suprema del estado de Nueva York, exigiendo el pago de 62.559.903 dólares por juicio sumario, tras comprobar que algunas de las garantías presentadas en los préstamos otorgados a Barreiro Laborda eran legítimas.Pero en la vereda de enfrente los abogados de Barreiro Laborda dicen que el banco les tendió una trampa al proponerles firmar el reconocimiento de deuda, de modo de tener un documento para pedir el juicio rápido contra el hombre que recibió los créditos de Carrasco, y cumplir con un requisito indispensable para cobrar el seguro que cubre las operaciones del BBI-NY. Nunca el Boston nos dijo qué estaba pasando con Carrasco en Nueva York, se queja Iglesias.En pleno distrito financiero de Boston (100 Federal Street), el BankBoston asienta su poderío en una mole de 40 plantas cubierta de mármol rojizo. En el piso 37, oficinas de la presidencia, Karen Schwartzman admitió indirectamente que el juicio contra Barreiro se inició para cobrar el seguro, no porque piensen que Barreiro vaya a pagar la deuda millonaria. Barreiro nos debe 62 millones de dólares. El banco está tratando de cobrar ese dinero. Es nuestra obligación hacerlo, como lo es que tratemos de recuperar ese dinero de nuestra compañía de seguros. (A su vez) nuestra compañía de seguros tiene derecho a esperar que nosotros exijamos al cliente (que devuelva el dinero), dijo Schwartzman.La vocera también confirmó que la compañía de seguros del banco cubre las posibles inconductas de empleados, cuando los empleados han estado involucrados personalmente en esos actos. En ese punto, la defensa de Barreiro está basando parte de la estrategia para contraatacar al BankBoston: si el fraude empezó y terminó en Carrasco, claramente, no habrá dudas a la hora de cobrar el seguro. Pero si el banco falló en la calificación de riesgo crediticio con que evaluaron a Barreiro Laborda, el escenario puede complicarse para el Boston, que ya mandó 66 millones de dólares a pérdidas sobre el balance del primer trimestre.Clarín confirmó que, desde 1995 hasta febrero de 1998, distintas sucursales del BankBoston en la Argentina pidieron informes sobre Barreiro Laborda, Lo Jack Argentina, Telecard S.A. y Numancia Seguros a Veraz Risc, una empresa que califica a particulares y empresas. En todos los casos, los informes requeridos contenían datos que, como mínimo, informaban de varias inhabilitaciones para operar en el sistema financiero argentino, pedidos de quiebra, cheques emitidos sin fondos y pagos con atrasos de hasta un año.Como al mismo tiempo Lo Jack y Numancia Seguros tuvieron cuentas abiertas en sucursales del BankBoston de la Argentina, según la operatoria normal de los bancos, esa información sobre Barreiro Laborda debería haber llegado a cada computadora del banco. Si un cliente argentino abre una cuenta en Nueva York, instantáneamente me llega el pedido de informes a Buenos Aires, dijo el director general de uno de los mayores bancos de inversión europeos. En las oficinas del BankBoston Argentina declinaron hacer comentarios sobre si enviaron al BBI-NY información sobre el perfil crediticio de Barreiro.Además, hubo otras alertas que llegaron al banco en Estados Unidos. Tres veces, desde setiembre a noviembre (de 1997), me comuniqué con las oficinas del BankBoston en Boston y Nueva York para advertirles sobre Barreiro y Carrasco, dijo a Clarín el juez Hector Yrimia, del juzgado en lo Criminal de Instrucción N 30, con sede en el tercer piso del Palacio de Tribunales.En la segunda mitad del año pasado, Yrimia investigaba a Barreiro Laborda por presunta estafa y falsificación de documento privado. El 5 de setiembre allanó las oficinas de Lo Jack en Buenos Aires y la vivienda de Barreiro en Olleros y Villanueva, barrio de Belgrano. Siguiendo el recorrido de fondos de Boston Capitol, una empresa de Barreiro, Yrimia llegó a la oficina de Carrasco en el BBI-NY. El Banco de Boston se comprometió a enviarme información sobre Carrasco y nunca lo hizo. Está claro que, tras nuestros llamados, empezaron a sospechar de Carrasco, agregó Yrimia.El 17 de octubre, Yrimia recibió un llamado alertando sobre la presencia de Ricardo Carrasco en la Argentina. Estaba alojado en el Hotel Alvear. El juez envió una comisión policial para interrogarlo, pero Carrasco se negó a salir de su cuarto. No quisimos tirarle la puerta abajo, así que aceptamos la mediación de abogados cercanos a Barreiro Laborda, que lo acompañaron hasta el juzgado, dijo un alto colaborador de Yrimia. Durante el interrogatorio Carrasco estuvo muy nervioso a pesar de que lo consultaban como un testigo, en apariencia sin conexión con las presuntas estafas que investigaba Yrimia.-¿Recibió el banco, en setiembre de 1997, una advertencia del juez Yrimia de Buenos Aires sobre Barreiro Laborda?., preguntó Clarín a Karen Schwartzam en Boston.-Puedo confirmar que alguien de la oficina del juez llamó a nuestra oficina en Nueva York. Hubo dos llamados desde Buenos Aires recibidos por Carrasco o alguien que trabajaba como recepcionista o secretaria de Carrasco. En esos llamados se pedía que contestaran a Buenos Aires, pero no sabemos si Carrasco lo hizo. No creo que el juez, o alguno de sus empleados, haya hablado con alguien más en el banco. Naturalmente nosotros estamos interesados en saber si alguno de nuestros empleados recibió llamados del juez, pero en las investigaciones que hicimos dentro del banco no encontramos que alguien lo haya hecho.No solo Yrimia advirtió al banco. En enero de 1996, el gobierno sueco informó al Bank of Boston Trust Company en las Bahamas que un bono en coronas por valor equivalente a 1,6 millón de dólares que Barreiro Laborda intentaba depositar en esa casa bancaria era robado. Según publicó The Boston Globe, aparentemente los oficiales del Boston en Bahamas avisaron a Carrasco de la advertencia del gobierno de la Swedish National Debt Office.Las consecuencias de no haber procesado correctamente esa información que alertaba sobre las actividades de Carrasco y Barreiro se miden, según admitió Schwartzman, sobre todo en prestigio. Por eso el Boston, como la mayoría de los bancos, decidió trasladar el control de la banca privada internacional a Buenos Aires y San Pablo, para conocer mejor a quienes depositan y piden préstamos. 

AIG completa la venta de dos filiares de seguros de vida.


American International Group Inc. anunció el martes que completó la venta de dos filiares de seguros de vida y que su empresa de alquiler de aviones recibió además una línea de crédito de 2.000 millones de dólares. 

La firma aseguradora neoyorquina vendió su filial japonesa AIG Star Life Insurance Co. Ltd. y AIG Edison Life Insurance Co. a Prudential Financial Inc. por 4.200 millones de dólares en metálico y asumirá 600 millones de dólares en deudas de terceros. AIG, que acordó la venta en septiembre, dijo que mantendrá el resto de sus negocios aseguradores en Japón.

Además, la empresa anunció el martes que su filial International Lease Finance Corp. recibió una línea de crédito sin garantía real de tres años por 2.000 millones y que recaudó más de 14.000 millones de dólares el año pasado mediante diversas fuentes de financiación y otras iniciativas para obtener liquidez. Ambas medidas le permitieron resarcir créditos de AIG obtenidos del contribuyentes estadounidense, además de prolongar su plazo de vencimiento.

El mes pasado, ILFC acordó una oferta pública de venta por 1.000 millones de dólares en letras pagaderas a 2020. En aquel entonces la empresa dijo que utilizaría el rendimiento neto de unos 976,4 millones de dólares con fines generales, incluyendo el retiro de parte de su deuda. La línea de crédito fue otorgada por un consorcio de 11 bancos, siendo los punteros de la operación Citibank, J.P. Morgan y Bank of America.

AIG recibió un rescate del erario estadounidense cifrado en 182.000 millones de dólares, lo que evitó su bancarrota. A principios de mes, AIG pagó 21.000 millones que adeudaba a la reserva Federal de Nueva York y transformó las acciones preferenciales en manos del Departamento del Tesoro en más de 1.600 millones de dólares en acciones comunes que pueden ser vendidas en bolsa.

El gobierno intentará recuperar el dinero del contribuyente que usó en el mayor y más complejo rescate financiero de su historia mediante la venta de acciones en los dos próximos años. AIG anunció su plan de devolución de fondos públicos en septiembre. desde entonces, la empresa ha intentado recaudar dinero mediante la venta y liquidación de numerosos activos en todo el mundo.

La Corte Revocó Fallo que Denegó Reajuste por Falta de Retención de Aportes

En la causa “Real, Antonio Lorenzo c/ Administración Nacionalde la Seguridad Social”, la Sala II de la Cámara Federal de la Seguridad Social al revocar el pronunciamiento de grado rechazó el reclamo de ajuste del haber jubilatorio solicitado por el actor en base a que en sede laboral se había constatado la registración irregular que implicó una condena a la empleadora a extender un certificado con aportes y contribuciones a los organismos de seguridad social calculados con el salario de actividad reajustado y su incidencia en el haber  de la jubilación.

Los camaristas sostuvieron que la responsabilidad por el ingreso oportuno de las cotizaciones previsionales se encuentran fundamentalmente en cabeza del empleador y si el trabajador consintió durante larga data percibir salarios en negro, en flagrante violación a la legislación de seguridad social, es evidente que no puede pretender un ajuste de su haber jubilatorio con fundamento en aquellos, a lo que agregaron que cualquier reconocimiento ha de conllevar recíprocamente el cumplimiento de las cotizaciones de la seguridad social correspondientes.

La recurrente se agravió de tal decisión al considerar que poner en cabeza del trabajador la obligación de denunciar al empleador incumplidor implica el riesgo de sufrir un despido encontrándose en situación de avanzada edad, no gozar otros ingresos y falta de capacitación para obtener un nuevo empleo, y rompe el principio de igualdad porque nada le asegura al trabajador la protección y la fuente de trabajo.

 A su vez ,el recurrente sostuvo que la decisión se apoya en una interpretación de la legislación que exige una obligación de imposible cumplimiento por parte del trabajador, pues recae en el empleador cumplir con el pago de los aportes y contribuciones.

Según sostuvo en su voto la Procuradora Fiscal, compartido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el juzgado “ha obviado el estudio de serios y conducentes elementos que se aprecian en la causa”, debido a que “las afirmaciones dirigidas a sostener que cualquier reconocimiento en la adecuación de los haberes en relación con la remuneración de la actividad depende del cumplimiento de las cotizaciones de la seguridad social correspondiente y en tanto ello no se efectúe es improcedente el reajuste, omite la prueba aportada en el expediente que tramitó en sede laboral, en cuanto allí se determinó la obligación de ingresar esos recursos al sistema por parte del empleador obligado”.

En tal sentido señaló que “la aplicación dogmática del art. 25 de la ley 18.037 que realiza el organismo previsional para denegar el reajuste al afiliado con fundamento central en la falta de retención de aportes, ignora que judicialmente se condenó al empleador a realizar dichos aportes y contribuciones y también que el reclamante en dicha demanda laboral denunció los incumplimientos, con fundamento en normas posteriores al dictado de aquélla (art. 17 de la ley 24.013) cuya hermenéutica debió adecuarse al caso en análisis”.

La Procuradora Fiscal explicó en el voto al cual adhirió el Máximo Tribunal que “la Cámara no tuvo en cuenta que por sentencia firme del 17 de febrero de 1997 se condenó a la empleadora del aquí actor a abonar tanto las diferencias salariales denunciadas, como a efectuar las contribuciones previsionales ajustadas a las conclusiones de la sentencia y el certificado correspondiente”, a la vez que “la constancia nunca fue entregada por la condenada en ese expediente a pesar de las sucesivas intimaciones, solicitudes”.

Al concluir que “excesos y omisiones señalados, pues, bastan para sostener que la actitud del sentenciador no condice con la extrema cautela con que deben actuar los jueces, en el tratamiento de beneficios de orden alimentario”, recomendó declarar procedente el recurso extraordinario presentado y dejar sin efecto la sentencia apelada.