Los bancos se aseguraron buenos niveles de liquidez sin necesidad de elevar en forma contundente sus tasas de interés. Y mantuvieron acotados los costos de sus préstamos ante la caída de la actividad y la regulación del BCRA. Aún así, el sector alerta por la creciente tendencia de la gente a dejar el dinero fuera del banco y espera una suba de tasas
Será una entre tantas de las grandes curiosidades que dejará el 2012 el sistema financiero: a pesar de las turbulencias que sacudieron la economía local, de la fuerte devaluación que mostró el dólar informal y de la estampida de precios que se percibió a nivel doméstico, las tasas de interés de los depósitos terminarán por abandonar el año sin haberse disparado por encima del 15%, y prácticamente domesticadas en el nivel exacto en el que pretende mantenerlas el Banco Central. E incluso el costo de los préstamos, tanto para el consumo como para las empresas, podría hasta insinuar un incipiente movimiento hacia la baja. La razón: una inédita emisión de dinero que llevó adelante el organismo, que llegó a tocar máximos del 42% en algunos momentos del año, en el esfuerzo oficial por evitar una mayor caída de la actividad.
Las tasas de interés suelen trazar, todos el años, una curva en forma de "U" por cuestiones estacionales: se ven afectadas por una presión hacia la suba en los últimos meses del año, por la mayor necesidad de pesos que tiene el sector privado por el pago de aguinaldos y el aumento del consumo; pero empiezan a disminuir en los primeros meses de cada año por la caída en la demanda de préstamos y el fuerte aumento de los ahorros de los individuos. Este 2012, el dibujo fue más pronunciado. En primer lugar, por el fuerte nerviosismo que habían dejado en el mercado las restricciones cambiarias sobre el final del 2011; y en segundo lugar, por la pérdida de liquidez que empezaron a percibir en los últimos meses algunos bancos del sistema tras las colocaciones de deuda de la petrolera estatal YPF y el traspaso de las cuentas sueldo al Banco Nación.
El 15% en el que las tasas dejan el año, y en el que permanecieron durante la mayor parte del 2012, es el nivel que le resulta hoy más cómodo al propio Banco Central: "No mucho más bajo porque se perderían depósitos; y no más alto porque afectaría la actividad", precisó alguna vez a sus íntimos el actual gerente general del organismo, Matías Kulfas.
Con todo, en los bancos y consultoras ya estiman que hacia 2013 el costo del dinero podrían posicionarse, en promedio, algunos escalones por encima. Especialmente, por la mayor reticencia que parece mostrar la gente a dejar su dinero en el banco (o la mayor propensión a mantener el efectivo en el bolsillo): durante 2012, uno de cada dos pesos del dinero transaccional inyectado en la economía terminó quedando como "billetes y monedas" en poder del público.
"Como anticipamos hace meses, las tasas subieron estacionalmente pero sin superar el 16% (la Badlar picó en noviembre a 15,8%). Para 2013 esperamos un promedio 2% más alto que en 2012, inducido por el mayor ritmo de devaluación, la escasa liquidez bancaria y la esperable esterilización, pero con el mismo patrón estacional: sesgo a la baja en los meses de entrada de dólares sojeros, y repunte a partir de junio", comentó un informe de la consultora Elypsis, de Eduardo Levy Yeyati.
Las últimas estadísticas del Banco Central mostraron una sugestiva suba de la tasa de interés de los depósitos de los bancos públicos, que llegó a tocar un récord en el año de 13,3%, y cerró el último viernes en 12,12%. El movimiento podría estar explicando las mayores dificultades que reflejan el Banco Provincia y el Ciudad para captar liquidez. El primero, por las dificultades de recursos que tiene el distrito; y el segundo, por la ley que obligó a desviar los depósitos judiciales al Banco Nación. Hay una segmentación cada vez más grande en el mercado: unas entidades toman hoy dinero mayorista al 15,75%, y otras deben hacerlo al 17,75%.
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