miércoles, 24 de noviembre de 2010

CASO JAIME

Los 20.000 mails que implican a Ricardo Jaime son ahora una caja de Pandora que recrea el peor de los escenarios para el gobierno. El camino de la multimillonaria recaudación realizada por Manuel Vázquez, el asesor-operador de Jaime, conduce inevitablemente a Néstor Kirchner, como terminal de las operaciones. Éste es identificado como “el número uno” en muchos mails.

Vázquez trabajó en Bunge y Born y en una empresa brasileña de transportes de cargas, que tiene concesiones en la Argentina. A partir de esta gestión en el ramo de transportes trabó conocimiento con Ricardo Jaime, cuando éste estaba cumpliendo seis meses de gestión como Secretario de Transporte. Jaime había llegado a su cargo sin conocer prácticamente nada de transporte terrestre, ferroviario, aéreo o fluvial.

Polleras
Nacido en Córdoba, durante el proceso militar se fue a Río Gallegos, porque corría el riesgo de que lo capturaran debido a la militancia montonera de su hermano. Jaime era, en realidad, un peronista ortodoxo con su título de agrimensor, o sea, poco menos que un ingeniero. En el sur se convirtió en el compañero de juergas de Kirchner, en los tiempos en que éste fumaba tres paquetes de cigarrillos por día, consumía whisky en grandes cantidades, jugaba en el casino y tenía varios romances. Jaime no tenía nada que envidiarle; se desempeñaba como ministro de educación de la provincia y tuvo que renunciar por un problema de polleras. CFK nunca lo quiso por una versión, no probada, de que Jaime cuidaba a un chico, hijo de una jueza de Puerto San Julián, cuya paternidad las malas lenguas le atribuyen a NCK. Sea cierta esta versión o si se trataba del hijo de Jaime, éste se lo llevó a Córdoba, donde ocupó la Subsecretaría de Educación gracias a sus buenas relaciones con José Manuel de la Sota y Juan Carlos Maqueda.



Cirigliano, el socio
En mayo del 2003, Kirchner asumió la Presidencia y lo designó a Jaime Secretario de Transporte. Rápidamente, Alberto Fernández le presentó a Claudio Cirigliano, que venía de quebrar la compañía de seguros LUA cuando Fernández dirigía la Superintendencia de Seguros. Para ese entonces, Cirigliano ya era un avezado concesionario de trenes y colectivos y fue el que le enseñó a Jaime el método para aumentar exponencialmente los subsidios y así multiplicar los retornos. El nuevo Secretario de Transporte se empezó entonces a enriquecer a pasos agigantados cobrando retornos de los subsidios de ferrocarriles y colectivos. Después vinieron otros negocios, como la compra de material ferroviario inservible en España y Portugal, la refacción de la estaciones Constitución y Once, altamente sobrefacturadas, y la reparación de otras estaciones intermedias.
Jaime tenía también autoridad sobre la Administración General de Puertos, que sumaba una gran caja en los negocios con las terminales. También trabó relaciones estrechas con la conducción de Marsans, que aportó para la campaña 2007. Negoció asimismo con la fallida Southern Winds, que levantó muchas sospechas por su relación con el narcotráfico. Tuvo que lidiar con varias compañías aéreas privadas sobre el final de su gestión. Para defender las rutas locales de Aerolíneas Argentinas se enemistó con AeroChaco, propiedad de esa provincia y asociada con Mac Air de la familia Macri. El gerente de Mac Air, Carlos Colunga, lo delató por la compra de un jet, lo que desató la primera investigación judicial que luego generó una cadena.

Aparentemente los mails de Vázquez se refieren a los negocios con las empresas españolas. La razón es que, del contacto con concesionarios locales se encargaba el propio Jaime, que recolectaba los aportes para luego llevárselos a Kirchner personalmente.

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